redes

Disertación diarréica sobre las redes sociales

Ahora con GIFs animados para que baje
la calificación a «Para todos los públicos».
 
Agradecería INFINITO tu opinión
en los comentarios, estimadísimo/a lector/a.

No soy un experto ni un Community Manager (aunque esté dando un curso super-cúl de ello), pero ya tengo algún añito de experiencia con estos inventos de la web dospuntocero y voy a dejaros por aquí algunas de mis opiniones por si os interesa.

¿Qué es una red social? ¿Y tu me lo preguntas?

Entendamos red social por lo que viene siendo facebook o twitter en este caso. Las demás redes sociales, exceptuando unas pocas, son prácticamente lo mismo pero con otro careto.

En las redes sociales tienen cabida todas las personas que quieran y -ahí está el problema, o no- todos los personajes que nos queramos inventar. Famosos, famosillos de mierda, gurús, anónimos, activistas, trolls, gilipollas… todos tienen el derecho ciberconstitucional de hacerse una cuenta.

Perdone, pero encuentro su opinión un poco hiriente...

Yo creo firmemente que lo divertido de una red social como facebook es el contenido original. Es horroroso ver un muro repleto de aplicaciones que hacen collages, gente poniendo vídeos de YouTube sin hacer ni siquiera un comentario, granjas virtuales, citas moñas…

Sin embargo es genial ver el set de fotos que le acabas de hacer a tus calcetines haciéndolos pasar por marionetas, el vídeo de lanzamiento de tortilla pegada en el techo que acaba de hacer tu abuela, o ese poema dedicado a tu dedo gordo del pie porque te duele en los días de lluvia. Te lo digo en serio, es genial.

Vale que no todo el mundo tiene la posibilidad de crear contenidos en internet. Ni las ganas, claro. No todo el mundo tiene cámara de fotos o de vídeo, ni escribe sus pensamientos u opiniones sobre algo. Vale.

Pero también deberíamos tener claro que a nadie nos importa los vídeos que «you liked on youtube» y casi seguro que tampoco nos importan los sitios en los que haces check-in con foursquare.

¡Es mi red social y me la f***o cuando quiero!

BAISH! QUE TE METO!

¡Correcto! ¡Tienes toda la razón! En el pasado fui un poco radical intentando imponer mis opiniones al respecto de cómo debería ser el comportamiento humano en una red social. Me disculpo por ello. Aunque bien es cierto que hubo gente que tomó nota e intenta desde entonces ser un poco más creativo y menos robótico.

Entonces, si a mi no me importa tu opinión y a ti no te importa lo que yo pongo, ¿qué hacemos?

Pues lo obvio, amigo/a mío/a. Tendemos a confundir amistad real con amistad en las redes sociales. Si no me followeas, con perdón, me enfado y dejo de respirar hasta que me ponga azul.

Slurrrrrpppp!

No os equivoquéis (y si os equivocáis, pues… prsch… tenéis un problema): he eliminado de algunas redes sociales a verdaderos amigos porque no me importaban sus publicaciones, porque no me gustaban sus comportamientos o porque me ha salido de las pelotas. Algunos lo han entendido, otros se han ofendido como si hubiera apuñalado a sus madres y luego me hubiera meado encima para que les escociera.

Otros, sin embargo, me han eliminado a mi después de una discusión en la vida real. Discusiones que no acabaron con la amistad. Solo discusiones, al fin y al cabo. ¿Y qué pasa? ¡NADA!

Los que son amigos de verdad, entiendo que van más allá de un «no me sigues, no me comentas, me ignoras» en una red social. Así lo entiendo yo.

A ver si es que va a haber un manual de comportamiento en redes sociales, ¿no te jode?

¡Pues los hay, señoras con señores! Escritos y no escritos. Pero si no os habéis molestado nunca en buscarlo, no os voy a facilitar yo el trabajo. Más que manuales, de lo que estamos faltos es de sentido común.

A ver cómo os lo cuento, amiguitos...

Este año ha sido muy, muy intenso en las redes sociales. ¿Por qué? Porque ha sido un año muy, muy intenso en la realidad. Antes pasaban cosas y casi todos teníamos que reservar nuestra opinión al círculo más íntimo de familiares y amigos. Hoy no, hoy podemos expresarnos y con un poco de suerte, convertirnos en Trending Topic. Wow. Trending topic, tíos… ahá, ahá, trending topic. Qué guay… trending topic…

El gran error: ser quien no somos

Nuevamente, es mi opinión personal. Poneos en situación con estre ilustrativo ejemplo:

Un amigo vuestro que es TAN majo que si fuera más majo reventaría, se hace una cuenta de twitter. En la vida real sigue siendo vuestro amigo majo a punto de reventar, pero en twitter es el anticristo. ¿Por qué? Porque conoce al anticristo de verdad y quiere tener tantos fans y carisma como el anticristo de verdad.

¡PERO ES SOLO UN PERSONAJE!

Si… y no. Un personaje no puede afectar a tu vida real. Si en carne y hueso eres un cacho pan y en la red eres un hijoputa, y empiezas a convertirte en hijoputa en la vida real porque molas más por la red que en tu vida real… la hemos liao. No sé si me explico.

¡MIS OJOOOOS!

Para hacerse un personaje en internet tienes que tener básicamente sentido del humor y tolerancia. ¿Por qué? Porque te van a llover hostias por todos lados. Porque no todo el mundo entiende tu humor o tu forma de ser. Porque no todo el mundo se va a tomar igual tus comentarios / publicaciones / twiteos / cagaleras.

Unos ejemplos

Mirad, echad un vistazo a los twits de estas cuentas: MasaEnfurecida | Suchabadperson | EspeOnzAguirre. ¿Veis? Son PERSONAJES, cuentas hechas por y para el humor. Ofensivas en ocasiones, si, pero ya sabes lo que hay en cuanto lees su bio y/o lees un par de sus tuits. Es enormemente estúpido seguir a alguien que hoy denominaríamos «troll» para luego ofenderse porque se ríe de los gatitos atropellados.

Uno se puede ofender si el que se ríe de los gatitos atropellados es una persona normal. Una persona cercana, a la que conoces, y a la que en otras circuntancias no le haría nada de gracia ver a un gatito atropellado. Al contrario, quizás, se pondría a llorar como un niño por haber visto un gatito atropellado. Es solo un ejemplo, no se ha maltratado ningún gato en la redacción de este post.

PERDONA: esto no es maltratar, es "de-sac-ti-var".

Te enrollas mucho pero no dices ná…

Tienes razón, querido/a lector/a. Mucha razón. Pero es que cuando se ha de ser tajante, primero se suele soltar el rollo para suavizar. A lo que voy es a lo siguiente. Y lo voy a poner como si fuera una cita célebre, así me doy más caché a mí mismo:

Lee los labios de Quequé

Haz lo que te dé la real gana en tus redes sociales. Sé original. Aburre hasta a las piedras. Sé agresivo/a o pasteloso/a. Amenaza de muerte u ofrece abrazos gratis. Conciencia a las masas o insulta a colectivos de millones de personas. Ama al prójimo o deséales la peor de las muertes. HAZ LO QUE QUIERAS.

PERO

No te ofendas en el momento en que yo, tu querido [amigo / contacto / conocido / compañero de curro / mascota / amor platónico] decida que ya está bien de aguantar tu comportamiento, sea cual sea. Mi amistad contigo NO es un contrato vinculante para aguantar todas las gilipolleces publicaciones que se te pueda ocurrir poner. Me reservo el derecho de admisión en mi lista de amigos / followers / círculos / whatever sin que ello deba afectar a la relación que tenemos en la vida real. Por mi parte, te aseguro que no será así. Ahora, tu verás.

Y PARA ACABAR

Es lamentabilisísísísísísimo veros intentar ser lo que no sois con el único fin de haceros con un pequeño cachito de esa fama efímera que les da internet a algunos. Más amigos en facebook o más followers en twitter no significa que seas mejor persona ni que tengas más carisma o amigos en la realidad. No se pueden tener 300 amigos, buscad en libros de psicología.

ZzzzzzzZzzzzzzzzzZzzzzzzzz…

¿Y por qué escribo toda esta parrafada? ¡Porque estoy HASTA LAS PELOTAS de suspicacias, de piques y de malentendidos en la vida real por culpa de las redes sociales! Hasta las pelotas, creedme.

¿No os parece que ya tenemos suficientes problemas como para encima preocuparnos por cosas en las que difícilmente podemos interpretar tonos, coñas e incluso opiniones? A mi me parece que si, y que si lo que voy a hacer en una red social me va a afectar en una amistad, pues -querido/a mío/a- te mando a tomar por culo te unfolloweo y así solo te enfadas una vez conmigo.

Aaaaay, qué feliz sería el mundo si al menos intentáramos comprendernos un poquejo los unos a los otros…

Si me queréi, ¡IRSE!

Todo empezó un magnífico #15M. A unos cuantos se les habían hinchado las pelotas, y unos cuantos miles más dijeron: «pos si, oiga, igual viene siendo hora de hacer algo, aunque sea ruido«.

Se organizaron, se propusieron cosas, se acampó y uno se sentía orgulloso de ser español. O de pertenecer a esta sociedad, llamadlo como queráis. Yo mismo, sin ir más lejos, «celebré» mi cumpleaños en Sol, junto a otras ypicomil personas. Nunca había venido tanta gente a mi cumple, jajajejijoju.

Yo estaba donde el circulito rojo, os lo juro.

Toda aquella gente, todo aquél buen rollo, todo aquél buen comportamiento, nos dio a unos cuantos unas tremendas esperanzas de que algo cambiaría. Aunque hubo que explicar muchas veces que el #nolesvotes no significaba «no votes a nadie», sino «no votes a los de siempre, GAÑÁN», había esperanza. Queríamos cambio.

Pero llegaron las elecciones, y con ellas la gran decepción. ¿Es que nadie había entendido nada? ¿Por qué, después de tanto jaleo, volvía a pasar lo mismo de nuevo? Voto de castigo al partido en el poder, por tanto, voto masivo a la oposición, y mínimo despunte de los partidos «nuevos y con frescas propuestas». Lamentable, triste, decepcionante, deprimente y cabreante.

Ese fue el momento en el que para mi, el movimiento #15M como lo conocía dejó de tener sentido. Me refiero a la acampada de Sol. Empezaron a llegar noticias absurdas. Asambleas sobre asuntos que no tenían nada que ver, huertos en fuentes públicas, y diarreas mentales que me hacían, sinceramente, sentir cierta vergüenza de haber tomado parte de todo aquello.

Al principio, ya os digo, todo era pacífico. Superflogüerpogüer. Los medios de comunicación habituales evitaban hablar de ello, y eran las redes sociales las que se hacían eco del más mínimo detalle que pudiera acontecer entre tantos miles de personas. Y después de las elecciones, mientras se mantenía la acampada, fue cuando a mi entender surgió la chispa del mal que me ha llevado a escribir este maldito post.

¡Odio extremo!

Se llevaba la tolerancia como estandarte, pero en las asambleas se decían cosas como «Vamos a hablar del aborto de la gallina. El que no esté de acuerdo, que se largue ahora» (dramatización para poner un ejemplo). En las redes sociales, se insultaba o despreciaba a todo aquél que estaba en contra del fenómeno o del movimiento. En las calles, se provocaba a la policía, se buscaba la polémica y llamar la atención de otra forma que no era la originalmente planeada. Podíamos verlo en directo, la gente hacía streaming con sus móviles. Se pasaba de «¡POLICÍAS, ASESINOS, HIJOS DE PUTA!» a «¡CABRONES, NO LES PEGUÉIS, HIJOS DE PUTA!». A todos esos provocadores, con cariño:

¡Coño ya!

Admito que en el pasado, yo también criticaba a la policía de grati. Es facilísimo descargar tu ira y tu ignorancia ante un colectivo que, por otra parte, está ahí para servirnos, para cumplir órdenes, para velar por el orden y todas esas cosas. Pero para lo que no están es para que se les provoque y se les insulte. Vale que lo tendrán que aguantar y que no podrán actuar hasta que se les dé la consabida «orden de arriba», pero son gente como vosotros y como yo, y creedme que ni vosotros ni yo aguantaríamos ni a un tonto llamándonos «hijo de puta» a la cara durante más de 30 segundos. Corregidme si me equivoco. Además, deberíais enteraros de sus condiciones de trabajo, que no son tan buenas como cabría esperar.

También hay tontos DENTRO de la policía. Eso es obvio, tontos hay en todos lados. Sin ir más lejos, estos días estamos viendo un documento protagonizado y sufrido por una chica y por @duendecolorao. Podéis informaros de primera mano en su blog. Resumiendo: una chica va tentando su suerte insultando a la policía desde la otra acera, hasta que el ‘cabecilla’ decide que es hora de cruzar dos cosas. La calle, y la cara de la chica de un bofetón. No estoy justificando ni a la chica por insultar, ni al policía por pegar, ojo. Considero que, gravedad aparte, ambas cosas son una barbaridad. Pero el fotógrafo que estaba allí «solo por informar«, recibe una paliza en unos segundos que se le debieron hacer eternos. Solo porque a un señor tonto que desgraciadamente llevaba uniforme, se le cruzaron (también) los cables.

Con todos ustedes: El poli loco

Pero me estoy desviando. Yo a lo que iba, es al comportamiento que estamos teniendo en lo que a tolerancia se refiere, y sobre todo en las redes sociales. Se nos ha juntado el #15M con las #JMJ y todos los demás hashtags que queráis poner que conlleven cierto movimiento social. La visita de Benedicto Equis Uve Palito ya ha terminado de desatar los odios y los comportamientos más abyectos posibles. Luego ya llegó el Barça-Madrid para aderezar el tema también.

A lo que voy es, queridos amigüitos todos, queridos twiteadores, blogueadores, facebookeadores, tuentiadores y guguelpluseadores: hemos perdido el respeto a los que no piensan como nosotros. Ya me lo decía @rbarmel, que todo en el #15M era buen rollo, pero «Si no piensas como ellos, no les molas», decía. Y no le faltaba razón .

Es posible que incluso yo mismo haya metido la gamba alguna vez. Estamos en un país donde el insulto sale mucho antes y mucho más fácilmente que el pensamiento. No nos paramos a pensar a quién estamos jodiendo antes de soltar nuestra frase estrella en twitter (por ejemplo) para imaginarnos a nosotros mismos siendo aclamados y aplaudidos por una virtual legión de followers / fans /groupies a los que -admitámoslo- les importamos bien poco en general.

Es muy, muy reconfortante, hablar con alguien de ideas contrarias a las tuyas e intentar acercar posturas. Lo fácil, claro, es decir en twitter cosas como (nueva dramatización) «A los que os gusta el rosa sois tontos del culo» porque a nosotros no nos gusta el rosa. ¿Habéis tenido cuidado de preguntar a vuestras amistades más cercanas si a alguien le gusta el rosa? ¿Y si al 90% de vuestra virtual legión de seguidores le gusta el rosa? ¡O al 1%! Efectivamente, estamos metiendo la ciberpata.

Hace bien poco, unfolloweé (con perdón) a un twitero al que no soportaba más. Era apenas un niño, pero se creía en poder de la verdad universal, y se permitía el lujo de llamar «ignorante» a un colectivo cualquiera mientras aderezaba sus twits con unas faltas de ortografía de las de sacarte los ojos con una cuchara. Ya había intentado dialogar con él y decirle que no se podía ir así por la vida, tan sobradete. Sin problemas, un tío al que no conoces, que te saca de quicio diciendo chorradas, pues la solución es fácil. Lo que viene siendo #atomarporculo.

Problem?

Pero, oh amiguitos, ¿qué pasa cuando el que ha metido la pata -incluso en repetidas ocasiones- es alguien de tu círculo más cercano? Muchos dicen «si no te gusta lo que escribo, no me sigas» (puto @Figurin1977), pero no es tan fácil.

Mirad, yo puedo estar absolutamente en contra de la financiación pública de la visita de Benedicto Equis Uve Palito -que algo habrá, aunque digan que no-, e incluso estar en contra del corte al tráfico de algunas de las arterias más importantes de Madrid, y expresarlo así en cualquier medio que me apetezca. Pero lo que no puedo… debo hacer es ofender a todo un colectivo. No puedo decir que los cristianos son tontos, o que los católicos son subnormales. ¡Aunque lo pensara! Porque ya estoy faltando al respeto incluso a gente cercana.

Puedo pensar que la religión es solo un instrumento de control para las masas, o ver más lógica la teoría evolucionista que la creacionista. No siempre ha sido así, pues yo hice la comunión e iba a misa como un bendito. Puedo recitarla de principio a fin, de hecho, aún me acuerdo. Pero cuando tuve uso de razón, comprendí que aquello para mi no tenía lógica, y que no necesito pensar en deidades o vidas después de la muerte para «ser bueno».

Puedo incluso desearle a ZP un dolor de huevos que cuanto más se queje más le duela, o pensar que Rajoy es un teleñeco venido a menos. Pero ¿por eso tengo que decir cosas como «los putos rojos están jodiendo el país» o «los putos fachas van a terminar de joder el país cuando ganen»? No, ¿no? ¿A que está feo? Porque habrá gente a la que le afecte ese comentario hasta el punto de provocarles el temido pensamiento: «¡ESTE ES TONTO!».

Bien, pues ESO es lo que conseguimos siendo tan radicales. Estampamos nuestro tuit que a priori consideramos lapidario para esa chusma que no piensa como nosotros, y a la vez super-hilarante para nuestra virtual legión de fans. Pero no nos hemos dado cuenta de que en nuestra virtual legión de fans hay chusma que no piensa como nosotros. Hasta que es demasiado tarde. Llegan los unfollows, los enfados y los «¡ESTE ES TONTO!» temidos. Uno pierde credibilidad y puntos de carisma. Nuestro tuit estrella del día ha resultado ser una cagada.

Un ejemplo práctico:

¿No es más bonito tratar un tema con humor y hacer una crítica mordaz de ello en vez de cagarnos en todos los santos del cielo? Voy a tomar como referencia un tuit de un ilustre tuiteador (ahem)

¡Qué original! ¡QUÉ MORDAZ! ¡Pardiez!

En este tuit, ese ilustre tuiteador está haciendo una crítica al coñazo que han dado los JMJ’s pero sin insultar a nadie. Lo de llamarlos «papaflautas» también es humor, como sabéis, en contrapartida a los llamados «perroflautas del 15M». ¿No es genial? XD

Miren estos otros tuits sin embargo:

Little Nicky: ¡Libeeraa eel maaaaal!
Seguro que luego no quiere ver su "insti" ni en pintura.
Hombre, toda, toda... igual no ¿no?
¡Joder con la infinita bondad! XD

¿A que no es lo mismo? ¿A que criticar así deja de ser divertido? ¿A que probablemente estas personas han ofendido gravemente a gente cercana? Pues eso.

No seáis radicales. No caigáis en el insulto fácil. No seáis ese gañán de las redes sociales que busca notoriedad a base de insultos. No intentéis convencer a nadie de que vuestras ideas son mejores que las suyas. No os burléis de opiniones personales. No uséis opiniones personales para burlaros de colectivos. Se puede ser super-activista de tus ideas mientras respetas a los que no las compartes. De hecho, así tiene mucho más mérito. Y si no, echad un ojo al Twitter de @SoyFroda. Una mujer comprometidísima con su causa, que ha aumentado su legión de followers por docenas, que ha participado en todo lo que ha podido y que no piensa rendirse. A ver si véis algún tuit suyo faltando al respeto seriamente a alguien. Algún palabrostio tiene, pero siempre en contextos humorísticos.

Es cierto que los niveles de indignación están llegando a límites insospechados en este país, pero carajotes, los estamos enfocando hacia el objetivo equivocado. No me seáis gañanes.

Ya seáis perroflautas, papaflautas, indignados, religiosos, futboleros, ateos, agnósticos, heteros, gays, blancos, negros, chinos, marcianos, jefes, empleados, ángeles o demonios… ¡RESPETARSUS, CHICOS!

Y si alguna vez he caído en todo esto que estoy criticando, PERDÓN… o no me sigáis XD