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Por si mato a alguien alguna vez

Esta mañana, un chavalín de 13 años se ha cargado a un profesor y ha herido a más gente de su instituto con una ballesta, un cuchillo… Es un hecho grave, sin duda, del que habría que analizar cientos de circunstancias. Pero no, el periodismo de este país -para variar- se decanta por lo de siempre: «la culpa es de» entre docenas de datos irrelevantes.

Me refiero a este tipo de mierdas.
Me refiero a este tipo de mierdas.

Así que, para facilitar el trabajo a todos esos periodistas por si se da el hipotético caso de que yo algún día mate a alguien, voy a redactar mi propia noticia. Sin ánimo de frivolizar. O sí.

AL ASESINO LE GUSTABAN LOS JUEGOS Y LAS SERIES VIOLENTAS

El interfecto
Foto del interfecto donde podemos atisbar una pequeña parte de su maldad.

Jugaba a videojuegos violentos, como Mortal Kombat, Carmageddon o Doom, en los que se premia quemar vivos a fetos, atropellar a mujeres embarazadas y arrancar ojos con una cucharilla de hacer bolas de helado. También tiene un perro que hay que sacrificar, porque tiene dientes. Y los dientes también pueden matar. En el registro de su casa se han encontrado dos katanas, un bate de baseball, un saco de boxeo y un cajón de la cocina lleno de instrumentos cortantes y punzantes (cuchillos y tenedores). También se han encontrado numerosos aparatos electrónicos de décadas pasadas, lo que indica que casi con toda seguridad, vivía en un estado de morriña permanente por un pasado que al parecer considera mejor. No hemos encontrado aún el juego de rol al que debe jugar, pero seguimos buscándolo. Tiene que haber alguno, SEGURO. Sus vecinos dicen que era un chico amable que siempre saludaba y sujetaba la puerta del portal cuando alguien iba a entrar o a salir. Pero ¿con qué intenciones?

En ocasiones se le ha visto en las redes sociales profiriendo amenazas de muerte contra unos tales «lusers» (estamos investigando), llevando a cabo una intensa cruzada contra el Metro de Madrid y renegando de la raza humana tal y como la conocemos. En su propio perfil de twitter podemos leer «Estáis ante un ser adorable a la par que cruel, rencoroso y vengativo», pero sus más de ochocientos mil followers se lo tomaban a broma. También hemos encontrado indicios de que podría ser alcohólico e incluso antisemita. También son frecuentes las amenazas a adorables twiteras. No hace mucho, en Instagram colgaba un vídeo comparando a gente que intentaba entrar a un céntrico restaurante de Madrid con zombis (con clara intención de matarles), o un corte de un videojuego donde un policía dispara a zombis con una escopeta gigante que hace mucho ruido. Incluso hemos encontrado un twit donde él mismo se declara culpable de todo esto que mencionamos.

También se ha incautado de numeroso material informático cuyo contenido se está analizando en estos momentos. Se han encontrado episodios de «The Walking Dead», donde se mata mucho también, Y NO SÓLO A GENTE QUE YA ESTÁ MUERTA. También cuenta en su colección con series como «Las Tortugas Ninja» de 1987 donde la violencia es más que patente, o películas aberrantes como «Urotsukidoji» donde el gore, el sexo y la violencia es el aspecto predominante. También tiene series como «Heidi», «Marco», «Vaca y Pollo» o «Los Trotamúsicos» pero esto no nos ha parecido relevante ahora mismo.

En su entorno laboral nos cuentan que, aunque era bastante bueno en su trabajo, era un «pintas» y era el único de la empresa que llevaba un pendiente en la oreja. Claro síntoma de que nos encontramos ante un antisistema de libro, de los que queman contenedores y rompen escaparates en las manifestaciones antiglobalización y pro-Podemos. A menudo les hacía y les llevaba los cafés a sus compañeros, pero ahora dudan de si les escupía dentro.

Como tapadera para una vida claramente enfocada al crimen y al desastre, era un chico que siempre pagaba sus facturas y que se escondía detrás de una curiosa amabilidad y un negro sentido del humor.

Es director y comentarista en un podcast (programa de radio en internet) donde a menudo se ríen de noticias de asesinatos y otros asuntos escabrosos.

Seguiremos actualizando la noticia a medida que nos vayamos inventando encontrando más evidencias.

Megaconstrucciones. Hoy: la JETA de Vodafone

Desde que cambié de curro, hace casi tres meses ya, no había vuelto a tener un cabreo tan extremo como el de hoy. No es un caso aislado, lo sabéis de sobra, y puede que todos y absolutamente de los españoles que existen en este país hayan pasado por algo parecido en algún momento de su vida. Y si no, esperaos…

Paso a relataros los hechos:

1º. Le regalo a mi madre un Smartphone LIBRE adquirido por internet a finales de Marzo. Un peazo HTC 7 Trophy de lo más molón, con Windows Phone 7. No tiene absolutamente nada que ver con Vodafone, es decir, es libre. No es canjeo de puntos, no es de «regalo» con ninguna portabilidad. Libre. Libre y alemán para más señas.

Y monísimo, oigan…

2º. Por haber trabajado en el sector del telemárketing en el pasado (ser sysadmin de un call-center es, podríamos decir, lo puto peor del multiverso) y por ser conocedor de las malas prácticas que hacen las compañías con los clientes, y Vodafone en particular, llamo al nº de atención al cliente de Vodafone (123) ANTES de cambiar la SIM desde el zapatófono viejo de mi madre al nuevo Smartphone. Tras identificarme como autorizado para los tejemanejes de la línea, dejo bien claro EXPRESAMENTE que NO deseo que se active ningún tipo de tarifa de datos en ese móvil. Explico que le he regalado a mi madre un Smartphone y que sé que las activan por defecto. El teleoperador me dice que no hay ningún problema, que solo se activan cuando se consigue el Smartphone canjeando puntos o haciendo algún tipo de contrato con Vodafone.

3º. También ANTES de cambiar de teléfono la SIM de Vodafone, desconfiguro en el nuevo teléfono cualquier posibilidad de conexión a internet que pudiera tener, temiendo que pudieran activar la tarifa de datos con la típica excusa de que el móvil se ha conectado para beber de un botijo virtual o algo.

4º. Cambio la tarjeta al Smartphone nuevo y compruebo que, efectivamente, no se puede conectar a internet. Ni siquiera enviar o recibir MMS, que suelen ir por tarifa de datos si no me equivoco.

¡Los cojones!

5º. Pasado un mes, a mi madre le llega una factura de Vodafone con la tarifa plana de datos de 15€ activada y -obviamente- cobrada. Imaginaos el cabreo. Llamo a Vodafone para cagarme en todos los santos del cielo exponer el caso, y tras pelearme con dos o tres teleoperadores, consigo que desactiven la tarifa de datos y que devuelvan los 15 euros cobrados, ya que no existe ningún tipo de conexión de datos en el período de facturación. Me dan un número de caso que guardo a buen recaudo y a mi madre le llega un SMS con el mismo número de caso y con la confirmación de la devolución del importe cobrado porque sí.

6º. Hoy me vuelve a llamar mi santa madre y me cuenta que le han vuelto a cobrar los 15 euros, que la tarifa de datos sigue activa y que no le han devuelto los 15 euros del mes anterior.

Se me queda esta cara de capullo…

7º. Llama ella misma a Vodafone (tó envalentoná, diciendo «se van a enterar estos»). Me llama al rato y me dice que le han dicho (¡al loro!) que si le desactivan la tarifa plana, le quitan también el número y se queda sin móvil. Con dos cojones y un palito.

Al final, llamo yo a Vodafone.

Expongo el caso de nuevo. La teleoperadora nº1 parece confundida y empieza a balbucear tonterías. Cuelgo y llamo de nuevo, que ya veo que esta no me sirve. Me contesta la teleoperadora nº2 a la que parece que puedo entender mejor, pero en mitad de la conversación me pasa con el teleoperador nº3 que, o no sabía hablar, o tenía algo en la boca.

Aún así, explico el caso de nuevo. El teleoperador nº3 me comenta que los Smartphones hacen conexiones a internet, quiera el usuario o no. Le digo que no me trate como si fuera idiota, y le suelto el consabido «QUE YO SÉ DE ESTO» (que supongo que se lo dirán todos los que llaman). El tipo insiste, y yo empiezo a perder los nervios. Soy muy empático y sé que los teleoperadores no tienen la cul… bueno, qué cojones… tienen gran parte de culpa por ser tan inútiles.

El muy malnacido me cuelga mientras estoy hablando. Respiro hondo y vuelvo a llamar. Me contesta la teleoperadora nº4 que también nació allende los mares, y le suplico que me pase con un coordinador. Con un superior. O con el Señor Vodafone en persona, pero que por favor no me haga repetir el rollo y que no me repita de nuevo el rollo. Dice que no está autorizada, y que va a verificar los datos de la línea. Se tira DIEZ minutos verificando los datos de la línea. O limándose las uñas, no lo sé. Teleoperadora nº4 me dice que perdone por la espera, y dice algo que no puedo comprender. Me pone música. Esa música en que se oyen psicofonías, ya sabéis…

«Te estamos robando el alma, pequeño bastardo», me ha parecido oír…

Se pone teleoperadora nº5, a la que tengo que contar de nuevo la historia y dar el número de caso anterior. Me tiene otros cinco minutos a la espera verificando la línea (espero que haya quedado todo bien verificado) y me suelta que «ha verificado que mi Smarphone tiene Android, y que por eso se conecta él solo a internet para actualizarse y me activa la tarifa de datos». ¡Y que dé gracias, porque si no se activara la tarifa plana, me hubieran cobrado 96 euros al mes! ¡¡QUE DÉ GRACIAS, DICE LA MUY TELEOPERADORA Nº5!!

Ya pierdo los nervios. Sin insultar a teleoperadora nº5, grito que estoy harto de mentiras y de estafas. Le demuestro que me está mintiendo porque mi teléfono no tiene Android, tiene Windows Phone 7, y que blablablabla. Se queda cortada, y me diceo que me va a pasar con un compañero que es informático, que seguro que me va a ayudar.

¡Hola! ¡Soy Coco! ¡Hoy vamos a ver la diferencia entre «atención al cliente» y «cachondearse del cliente»!

El teleoperador nº6, a.k.a. «El Informático» dice llamarse «Ósmar». El bueno de Ósmar me dice que da igual que yo haya desconfigurado la conexión a internet o que haya configurado el Smartphone expresamente para que no se conecte. El Smartphone se va a conectar igual, quiera yo o no, para actualizar el Sistema Operativo. Ya me cabreo del todo, le digo que me está mintiendo descaradamente, y está estafando a mi madre y que me está tratando como a un gilipollas. Ósmar, el teleoperador nº5 a.k.a. «El Informático» se envalentona conmigo y me dice «a ver si me va a desir usted que sabe más que yo» y cosas así. Yo le digo que le entiendo, que los teleoperadores en general son muy corticos, y que si les sacas de lo que pone en la pantalla que tienen delante no saben ir más allá, pero que por favor me pase con alguien que me solucione el problema. Osmar decide que la mejor solución es aconsejarme que «me lea el manual de mi Smarphone» y después me cuelga. Ole.

Qué socorrido eres siempre, Quequé…

Vuelvo a llamar, ya con actitud de «from the lost to the river» y me contesta la teleoperadora nº7. Ángela Giraldo, se llama la criatura. Ángela, pese a que me tiene que explicar la misma historia que los otros seis anteriores, no me deja cortar su rollo procedimental hasta que puedo por fin hablar y terminar convenciéndola con mi explicación. Primero me intenta explicar lo mismo, que los móviles tienen vida propia y se conectan a internet SIEMPRE. Le digo que ya lo sé, intento interrumpirla mil veces, pero no me deja, sigue hablando y me grita «DÉJEME TERMINAR POR FAVOR».

Me hundo. Me vengo abajo, me tiembla la voz y bajo el tono al de un bebé que está a punto de llorar. Le digo que por favor me ayude, que llevo seis teleoperadores antes que ella, y al final me comenta que esto no se hace jamás, pero que «por ser yo» y como «gesto comercial», me van a devolver el importe de los dos meses de tarifa de datos porque, efectivamente, comprueba que no ha habido ningún tipo de consumo en la tarifa de datos.

Es decir, que yo tengo razón: el Smartphone no se ha conectado JAMÁS a internet. Le agradezco la gestión y le comento que cómo es posible que tras enviar un SMS al cliente diciendo una cosa, luego sea otra totalmente opuesta. Ella me dice que es imposible que le hayan mandado ese SMS a mi madre, con lo que aparte de tratarme como a un ignorante, me llaman directamente mentiroso. Le pido su mail personal para enviarle un pantallazo con el SMS y una carta con antrax. Obviamente me dice que no puede dármelo, ya me lo imaginaba (hubiera sido un punto). Le pregunto también cómo COÑÑÑÑÑÑÑÑÑIOOO pueden tener la jeta de decirme que me devuelven el importe «como un favor comercial» y «por ser yo».

Mi sufrimiento extremo a medida que me iban contando gilipolleces…

Dice que aguarde un momento, que va a hacer unas comprobaciones. Yo ya, con la lagrimilla asomando, le digo:

-Ángela…
-¿Si?
-Por favor… no me cuelgues T___T
-Ah, don Javier, cómo se le ocurre…
-Ángela…
-Dígame, don Javier.
-Ángela… que he hablado con seis teleoperadores antes que contigo. Que me han colgado, que me han insultado, que me han tratado como a un imbécil. ¡Ángela…!
-¿Si, don Javier?
-POR FAVOR, NO ME CUELGUES…
(Ángela ya se ríe la pobre)
-No le voy a colgar, don Javier… no se preocupe, que voy a darle el número de la devolución del importe que ya he tramitado.
-¡Por favor! ¡Dame ese número antes de que se corte la llamada! ¡Que sé cómo va esto!

¡POR FAVOR, ÁNGELA!

Consigo que me facilite el número de la devolución del importe y que desactive la tarifa de datos, pero no me puede asegurar que no se vuelva a activar ella sola. Lanzo un clamor silencioso a todos los dioses conocidos y por conocer. Suspiro sonorísimamente. Le digo «Ángela Giraldo, muchas gracias por todo, de verdad que te lo agradezco». Me dice que no cuelgue, que a continuación me van a hacer una encuesta de tres preguntas para evaluar el nivel de atención al cliente. Le pregunto «¿El tuyo o el de Vodafone en general? ¡Porque vaya tela…!». Me dice «Nonono, el mío solo, el mío». Le doy un «bien» en la encuesta. Cuelgo. Me recuesto. Me voy a un rincón en posición fetal mientras miro al infinito…

Pero sigo cabreado. Muy cabreado.

GRAAAAAAAR!

Contacto con el Community Manager («el tío del twitter», vamos) de Vodafone en Twitter (@vodafone_es) y le comento el caso. Esta es la conversación textual:

Total… finalmente hablo con mi santa madre, le cuento toda la movida y le hablo en profundidad de PepePhone. Muy en profundidad. Hemos tenido que comparar cifras y todo con las respectivas facturas delante. Según ella, en Vodafone tiene una tarifa que ya no tiene nadie por antigüedad y que está pagando muy poco. Le demuestro que yo pago menos de la mitad de la mitad con PepePhone. La convenzo. Yay! Ya estamos tramitando la portabilidad.

MORALEJA

Con estos sinvergüenzas de Vodafone, si tienes un SmartPhone pagarás tarifa de datos sí o sí. Lo quieras o no. Sea el teléfono de Vodafone o no. La uses o no. Sacrifiques a tus hijos a un dios menor o no. Te jodes. Como con todo lo que hacen ZP y Rajoy sin contar con nadie.

Queridas grandes compañías que tratáis a vuestros clientes más fieles como si fueran mierda: no lo verán mis ojos, pero ojalá os hundáis en la más triste de las miserias. Sois una puta vergüenza, unos ladrones, unos estafadores y unos mentirosos. La de pasta que podríais ganar si fuérais legales, no lo sabréis en la puta vida.

He denunciado el caso en Facua.

Gracias a todos por vuestra atención. Un saludo, y se agradece la difusión. ¡PODRÍA TOCARLE A VUESTRAS MADRES!