El último juguetito que me he agenciado (gracias a eBay anuncios, de segunda mano y a un precio de casi el 50%) ha sido el AR.Drone, de Parrot. Admito que cuando oí sobre el invento me pareció una gran chorrada. Un sacacuartos para gente rica con iPhone.
Pero bueno, empecé a informarme, y estuve viendo helicópteros de radio-control. Alcances, tamaños, sistemas de pilotaje, construcción, materiales… Todos fallaban en algo, sobre todo en alcance. 10 metros era lo máximo para los más baratos, y los que tenían más alcance se iban de precio una barbaridad.
El AR.Drone, aunque suene a fantasmada, se ha construído a partir de tecnología militar adaptada. Es muy interesante leer cómo está hecho, cómo vuela, cómo se maneja, y cómo su pequeño sistema operativo embebido maneja los datos que recogen sus sensores para estabilizar el vuelo.
Desde la aplicación de control podemos cambiar absolutamente todos los parámetros: velocidad de vuelo, de giro, grados de inclinación, altura… una pasada.
También es un puntazo que tenga dos cámaras. Una delantera y otra inferior. Al manejarse directamente desde el iPhone por WiFi, tenemos tres puntazos:
- Nos ahorramos llevar un mando aparte.
- Vemos en directo lo que «ve» el AR.Drone en la pantalla del iPhone (con posibilidad de grabar el vídeo, claro).
- El alcance de la WiFi es mucho mayor (unos 50 metros) que bluetooth o infrarrojos.
Lo malo, sin duda, es que la batería no dura más de 15 minutos por vuelo, y la calidad del vídeo que graban las cámaras es bastante deficiente. Porque en un principio no se pensaron para que grabaran, sino para «ver» lo que sucedía alrededor del AR.Drone. Estoy investigando cómo tunear o cambiar las cámaras, a ver si es posible y no sale muy caro.
El día que llegó, bajamos unos cuantos compañeros del curro al garaje para hacer la primera prueba de vuelo. Os dejo sin más con el vídeo que grabamos para tal evento:
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