Ahora que tenemos impresoras láser tan asequibles para el mercado doméstico y laboral, Epson ha decidido darle una vuelta de tuerca al mercado de las multifunción de inyección de tinta a color con la serie EcoTank. La principal característica de estas impresoras es librar al usuario final de la compra y cambio de cartuchos. En lugar de este sistema, utiliza unos depósitos que el propio usuario rellena con botellas de tinta (con muchísima más capacidad que un cartucho al uso) y que la propia impresora se encarga de ir llevando a los cabezales según lo va necesitando.
Me enviaron una unidad de prueba del modelo destinado al usuario doméstico (la Epson ET-2250), valorada en algo más de 300€ (actualmente podemos encontrarla por algo menos 270€ en Amazon) y os voy a contar cómo fueron las pruebas.
Al abrir la caja, donde solemos encontrar los cartuchitos de tinta, encontramos cuatro botes de considerable tamaño con las tintas de cuatro colores que comprondrán nuestras impresiones:
Uno de los papeles nos avisa de que el nuevo sistema de rellenado de tinta requiere de cierta intervención del usuario para ir viendo cómo van los niveles. Tiene sentido.
Y aquí tenemos la impresora en cuestión. Lo que más llama la atención es esa protuberancia a la derecha. Efectivamente, son los depósitos de tinta que procederemos a rellenar según las instrucciones:
Aunque la impresora trae la característica de conexión por WiFi, no hubiera estado de más que hubiera traído también el cable USB para conectarla al ordenador. Pero ¿cuántas veces hemos comprado una impresora y venía sin el dichoso cablecito? Esto debe ser como aquellas líneas aéreas que redujeron costes quitándole una aceituna del aperitivo a cada pasajero. EN FIN, busco un cable USB y procedemos a la instalación del software.
Y aquí, personalmente, es donde empiezo a ver aspectos mejorables. El software de Epson en 2016 parece el software de Epson en 1995. El proceso de instalación, aparte de ir copiando el software correspondiente, te va guiando en los pasos a tracción animal que debes ir llevando a cabo para dejar la impresora lista de papeles (y nunca mejor dicho).
Mientras el software de Epson va invadiendo nuestro sistema, pasamos al crítico momento de rellenar los depósitos con la tinta facilitada. Aquí hay un pequeño momento #Mindfuck, porque te dicen que rellenes hasta la marca del depósito, pero que no dejes el bote a medias. Y al principio parece que no puedes gastar todo el bote sin pasarte de la marca, pero sí: se puede. No os dejéis engañar por la tinta residual que queda en las paredes del bote, que da justito para no pasarse demasiado.
Los botes llevan un taponcito de plástico que podemos romper con los dedos (y luego sirve para volver a tapar el bote si le damos la vuelta). Tened a mano una servilletita o un trapo, que este proceso quizá no sea todo lo limpio que fuera deseable.
Los depósitos van tapados a presión con un tapón de goma que encaja sin mucha dificultad, pero me pregunto si no hubiera sido más seguro ponerles algún tipo de rosca. En fin, vamos rellenando los depósitos con los cuatro colores:
Una vez hemos terminado de exprimir los botes al máximo (ni que decir tiene que como nos equivoquemos de color la habremos liado pardísima), veremos que tenemos nuestros cuatro depósitos llenitos hasta la marca del máximo y un pelín más. No os preocupéis, que todavía nos queda el proceso en el que la impresora se «lleva» la tinta a los inyectores.
Cuando hayamos confirmado al programa de instalación que ya tenemos los cuatro depósitos cargados, nos pedirá que pulsemos un botón físico en la impresora para comenzar el proceso que os decía:
Aprovechamos esos 20 minutitos que nos dice que va a tardar el proceso para sumergirnos en disolvente y quitarnos las manchas de tinta que se nos hayan podido quedar en las manos.
Una vez hemos vuelto de nuestro baño en disolvente, vemos que el proceso de carga de tinta sigue ahí. Y dura. Y dura. Y dura más de lo que A LO MEJOR sería deseable, pero tampoco nos pongamos quisquillosos…
El esqueleto es una dramatización, claro (autor: Wayne en DeviantArt). Podemos contemplar el proceso tanto en la pantallad e instalación de software como en la pantallita LCD de la impresora:
Con un par de fiestas de cumpleaños más por medio, el software habrá terminado su instalación y veremos el mítico monitor de estado de las impresoras Epson (el que os decía de 1995). Esta parte del software está pidiendo a gritos una modernización a toda costa:
Y como todo buen software de impresión que se precie, nos dará la opción de imprimir una página de prueba para ver si todo está correcto. ¡Cómo resistirse! Es un fetiche que tengo, las páginas de prueba de impresión. Llamadme raro.
Aquí ya podemos ver que la calidad del texto es correcta, sin distorsiones evidentes, pero demasiado lejos de la calidad que puede darte una impresora láser de 80€. Pero bueno, ¡solo es la página de prueba! Vamos a darle caña.
Conecto la impresora a la WiFi del curro para probar el AirPrint desde el iPhone (un proceso muy fácil, la verdad), y empiezo a imprimir algunas fotos y/o chorraditas que tengo en el carrete. Empezamos con una foto que le hice a la escultura de Pablo Serrano (curiosamente, en la calle Serrano de Madrid) titulada «La fuente y el río»:
La velocidad de impresión es bastante buena, y tarda muy poco en empezar a imprimir desde que le doy la orden desde el iPhone. El resultado (en papel normal de fotocopiadora) parece digno.
PERO si nos acercamos un poco a la imagen, veremos que hay cantidad de ruido para componer los colores y que los bordes no quedan demasiado bien definidos.
Decido que tengo que investigar un poco más ese ruido en los colores y comprobar qué tal se lleva con los degradados suaves. Para ello, tiro de archivo y localizo una foto que hice en una piscina. Veamos:
Acerquémonos un poco…
Dos pruebas más: una foto con detalles minúsculos (edificios en la distancia) y una de las mejores fotos de la historia (Tuco, el perro de @el_fa haciendo un «Here’s Johhny!» de manual:
Los resultados, como hasta ahora. De lejos, guay. De cerca, demasiado ruido y difuminación de bordes.
Y para ser justos, vamos a tirar un par de pruebas más. Una de texto normal, y otra unos planos hechos en CAD. Ya que nos ponemos, no nos cuesta nada:
Como os decía, correcto con el texto. Podría estar más definido. En el plano, las fuentes pequeñitas sufren bastante distorsión, aunque el conjunto en general queda bastante decente si no se requiere la precisión nanométrica de un plotter profesional. Que tampoco creo que sea el caso, no me vengáis ahora de expertos en todo >: )
Valoración del producto.
Basándonos en el concepto de «adiós cartuchos para siempre» y prometiendo como promete Epson que con una sola carga tendrás tinta para dos años, la idea es francamente buena. Un pequeño comercio o un particular no demasiado exigente con la calidad de impresión encontrará en este modelo una solución muy completa y con un coste de mantemiento muy bajo en el tiempo, a pesar del desembolso inicial. Además, al ser multifunción, tenemos una pequeña fotocopiadora en monocromo o en color y un escaner bastante apañao. La velocidad de impresión es muy buena, y la opción de tenerla conectada por WiFi nos da la posibilidad de liberar espacio en las cercanías de nuestros escritorios.
Para usuarios y necesidades más exigentes, se queda realmente corta. Podría sacrificarse un poco de velocidad de impresión para dar más calidad, y un alimentador para el escaner (como su hermana mayor, la Epson ET-4550, por algo más de 450€ en Amazon) hubiera sido todo un acierto. Pero claro, quizá para eso existe su hermana mayor.
Definitivamente recomendable para el usuario medio harto del cambio de cartuchos y al que no le tiemble mucho el pulso para no ponerse perdido de tinta a la hora de rellenar los depósitos.