Esto podría haber sido un hilo de twitter, pero aquí tengo más hueco para ponerme intenso.
Tenemos esta manía de echarle la culpa a un número si nos ha ido bien o nos ha ido mal. Estaréis cansados de leer cosas como «a ver si se acaba ya el puto 2019» o «el 2019 ha sido mi año». ¿Qué culpa tendrá de nuestras mierdas el pobre 2019?
Mi pobre puto 2019 empezó conmigo en la más absoluta de las mierdas. Pero el 2019 no tenía la culpa.
#FuckThisShitImOut
La culpa la tenía mi curro, y ya llevaba casi 8 años en ese tugurio multinacional. ¿Por qué no me largué antes? Por idiota, para resumir. Te piden paciencia, te prometen mejoras que nunca llegan, te ponen en situaciones absurdas que… simplemente, no compilan en una mente racional.
Un par de hilos de twitter (fijaos que uno empezó en 2018), y sobre todo vuestro cachondeo general, sirvió de desahogo durante muuuuuuuuuuchos días y semanas. Gracias por aguantarme las turras, de corazón. Aunque dicen que mi manera de contar las penas es realmente hilarante.
Imaginad por un momento que sois un jefazo de un grupo de técnicos. Técnicos ahí güenos, de nivelote, de apagar el ordenador abriendo una consola con Windows+R, cmd, enter y escribiendo “shutdown -s -t0” en vez de darle a Inicio > Apagar.
— Javier Lobo (@JavierLobo) October 22, 2018
Pero las cosas seguían empeorando. No era solo yo, era todo mi equipo. La peña lo estaba pasando mal. Los que tenían más suerte, se largaban. O se largaban sin suerte, aceptando cualquier trabajo de mierda que no fuera éste. Yo seguía con mis turras (con todos los detalles, por si os pica la curiosidad y/o no lo leísteis en su día):
-Señores, que somos técnicos. Déjennos trabajar.
-Pues toma, BUROCRACIA.
-Pero oigan, que hay que desatascar el trabajo y con tant
-Toma, MÁS BUROCRACIA.
-Pero que perdemos mucho el tiempo con tanto informe y tanta poll
-Toma, THE BUROCRACIESTCEPTION.-Señores, que les jodan.
— Javier Lobo (@JavierLobo) January 11, 2019
Esta hez laboral me afectaba de tal manera al ánimo y a la salud, que ya me habían recomendado hasta ir al psicólogo. No tengo nada en contra de la psicología, pero no he dado nunca el paso de ir a que me hurguen en el cerebro ni una sola vez.
Hubo gente en twitter que intentó echarme una mano en lo de cambiar de curro. Gente que intercedió por mí ante sus jefes y hasta quedé ‘finalista’ en una entrevista. Lo consideré una especie de última oportunidad antes de dejar mi vocación, de lo hartísimo que estaba. Volvieron la ilusión y las ganas, porque aquello pintaba genial. Casi casi lo tenía, pero no llegó. Ahora me alegro (muchísimo) de que no me dieran el puesto, pero por aquél entonces… me hundió mucho más en la mierda.
Lo peor de aquello fue que mi estado mental y mis ansias acabó perjudicando a quien me estaba ‘ayudando desde dentro’ (le cayó una bronca por usar la información que me daba para pregutar por el estado de mi candidatura). No estuve fino y no serán suficientes nunca las disculpas que le pedí.
Estaba dispuesto a dejarlo. A dedicarme a cualquier otra cosa. Pero claro, ¿qué otra cosa me daría a mí la estabilidad necesaria para mantener mi alquiler y pagar mis facturas? Tuve varios ofrecimientos de freelance, pero me acojonaba pensar que no sería suficiente.
#AlquilerHorrorStory
Otra cosa que me tenía bien jodido era el inminente fin de mi contrato de alquiler y la que se me venía encima. Como algunos sabéis, un fondo buitre (Fidere, perteneciente a Black Stone) compró un montonazo de pisos de mi bloque mientras los teníamos alquilados a la empresa que se los vendió.
Básicamente, me ofrecían continuar en mi piso con un nuevo contrato. Abusivo, pero legal. Subida escandalosa de precio además de hacerme cargo de tooooooodos los gastos que el piso ocasionara: impuestos, derramas de la comunidad… una locura.
De nuevo, otro hilo de twitter me sirvió de desahogo:
¿Alguien en la sala trabaja en Fidere para comentarle unos asuntiglios por privado?#GrasiahDeAntebraso#ZenkiuYisus#ComprandoGasolina#ComeGÚHtalagasoliiiina#Damemahgasoliiiiiinaaa
— Javier Lobo (@JavierLobo) June 6, 2019
Al final no quedó más remedio que firmar ese nuevo contrato, aprovechando un huequecito abusivo que se pudo usar en su contra para no tener que respetar ninguna permanencia, y pensando en dejar ese piso en cuanto surgiera la más mínima oportunidad.
También tengo que agradecer a gente de Twitter que me intentara echar una mano en este tema. Tuve ofrecimientos que se escapaban un poco de mi presupuesto, pero se agradecieron igual.
#LaFamilia
A un señor que en su día lo hizo todo lo mal que pudo y que viene siendo mi viejo, le dio por resurgir este verano después de años sin mediar palabra. Casualmente, cuando la vida que eligió llevar le terminó saliendo rana y se quedó más solo que la una. Y tampoco es que mediara palabra, el tío mandó a un emisario ‘pa ver si’. Me tocó lidiar con la movida de tal manera que también me quedé un poco jodido. No voy a airear los trapos sucios de mi familia por aquí, ofcórs, pero lo zanjé con un «conmigo no cuentes».
#NazisSexysEnTuZona
Trillones de ultraderechistas saliendo del armario. Metiéndose en las instituciones. Ganando en sitios. Amenazando con cargarse sin miramientos cualquier cosa que huela a justicia social. Banderas en los balcones. Banderas en los retrovisores de los coches. Banderas en muñecas. Banderas en cinturones. Banderas con pollos. Autobuses llenos de mierda por dentro y por fuera paseándose por las calles de las ciudades. Mala gente culpando de todo a buena gente, y gente profundamente idiota creyéndoselo.
Vuelta al medievo. Los inmigrantes quitándonos el trabajo. Las feminazis oprimiendo al macho con denuncias falsas. Maricones amenazando el modelo de familia tradicional. Niñas calientapollas que se tiran a cinco chavales en un portal y que luego se arrepienten y denuncian violación.
Vergüenza. Asco. Tristeza. Involución.
Y ahí seguimos.
#SaPeñitaWapah
Cuánta gente jodida a nuestro alrededor, ¿eh? He conseguido ayudar a algunas personas a salir de su mierda, y eso me llena muchísimo. Pero he fracasado estrepitosamente en algunos casos, y no veáis cómo jode. Esa gente con quien tanto has compartido en los últimos meses y que irá saliendo de los primeros puestos en la lista de chats para perderse en ese limbo de gente con la que ya apenas hablas. O no hablas en absoluto.
Me quedo con los buenos momentos y con los malos momentos que he conseguido evitar. Me quedo con lo mucho o poco que haya podido conseguir animar a estas personas y las muchas o pocas tonterías que haya conseguido sacarles de la cabeza. Y ojalá os vaya guay, que os lo merecéis.
Me está quedando muy triste esto, ¿no?
¿Y lo bueno?