El puto 2019 (Parte I)

Esto podría haber sido un hilo de twitter, pero aquí tengo más hueco para ponerme intenso.

Tenemos esta manía de echarle la culpa a un número si nos ha ido bien o nos ha ido mal. Estaréis cansados de leer cosas como «a ver si se acaba ya el puto 2019» o «el 2019 ha sido mi año». ¿Qué culpa tendrá de nuestras mierdas el pobre 2019?

Mi pobre puto 2019 empezó conmigo en la más absoluta de las mierdas. Pero el 2019 no tenía la culpa.

#FuckThisShitImOut

La culpa la tenía mi curro, y ya llevaba casi 8 años en ese tugurio multinacional. ¿Por qué no me largué antes? Por idiota, para resumir. Te piden paciencia, te prometen mejoras que nunca llegan, te ponen en situaciones absurdas que… simplemente, no compilan en una mente racional.

Un par de hilos de twitter (fijaos que uno empezó en 2018), y sobre todo vuestro cachondeo general, sirvió de desahogo durante muuuuuuuuuuchos días y semanas. Gracias por aguantarme las turras, de corazón. Aunque dicen que mi manera de contar las penas es realmente hilarante.

Pero las cosas seguían empeorando. No era solo yo, era todo mi equipo. La peña lo estaba pasando mal. Los que tenían más suerte, se largaban. O se largaban sin suerte, aceptando cualquier trabajo de mierda que no fuera éste. Yo seguía con mis turras (con todos los detalles, por si os pica la curiosidad y/o no lo leísteis en su día):

Esta hez laboral me afectaba de tal manera al ánimo y a la salud, que ya me habían recomendado hasta ir al psicólogo. No tengo nada en contra de la psicología, pero no he dado nunca el paso de ir a que me hurguen en el cerebro ni una sola vez.

Hubo gente en twitter que intentó echarme una mano en lo de cambiar de curro. Gente que intercedió por mí ante sus jefes y hasta quedé ‘finalista’ en una entrevista. Lo consideré una especie de última oportunidad antes de dejar mi vocación, de lo hartísimo que estaba. Volvieron la ilusión y las ganas, porque aquello pintaba genial. Casi casi lo tenía, pero no llegó. Ahora me alegro (muchísimo) de que no me dieran el puesto, pero por aquél entonces… me hundió mucho más en la mierda.

Lo peor de aquello fue que mi estado mental y mis ansias acabó perjudicando a quien me estaba ‘ayudando desde dentro’ (le cayó una bronca por usar la información que me daba para pregutar por el estado de mi candidatura). No estuve fino y no serán suficientes nunca las disculpas que le pedí.

Estaba dispuesto a dejarlo. A dedicarme a cualquier otra cosa. Pero claro, ¿qué otra cosa me daría a mí la estabilidad necesaria para mantener mi alquiler y pagar mis facturas? Tuve varios ofrecimientos de freelance, pero me acojonaba pensar que no sería suficiente.

Sad wolf
Sad wolf is sad

#AlquilerHorrorStory

Otra cosa que me tenía bien jodido era el inminente fin de mi contrato de alquiler y la que se me venía encima. Como algunos sabéis, un fondo buitre (Fidere, perteneciente a Black Stone) compró un montonazo de pisos de mi bloque mientras los teníamos alquilados a la empresa que se los vendió.

Básicamente, me ofrecían continuar en mi piso con un nuevo contrato. Abusivo, pero legal. Subida escandalosa de precio además de hacerme cargo de tooooooodos los gastos que el piso ocasionara: impuestos, derramas de la comunidad… una locura.

De nuevo, otro hilo de twitter me sirvió de desahogo:

Al final no quedó más remedio que firmar ese nuevo contrato, aprovechando un huequecito abusivo que se pudo usar en su contra para no tener que respetar ninguna permanencia, y pensando en dejar ese piso en cuanto surgiera la más mínima oportunidad.

También tengo que agradecer a gente de Twitter que me intentara echar una mano en este tema. Tuve ofrecimientos que se escapaban un poco de mi presupuesto, pero se agradecieron igual.

Angry wolf
Angry wolf is angry

#LaFamilia

A un señor que en su día lo hizo todo lo mal que pudo y que viene siendo mi viejo, le dio por resurgir este verano después de años sin mediar palabra. Casualmente, cuando la vida que eligió llevar le terminó saliendo rana y se quedó más solo que la una. Y tampoco es que mediara palabra, el tío mandó a un emisario ‘pa ver si’. Me tocó lidiar con la movida de tal manera que también me quedé un poco jodido. No voy a airear los trapos sucios de mi familia por aquí, ofcórs, pero lo zanjé con un «conmigo no cuentes».

Shocked wolf is shocked

#NazisSexysEnTuZona

Trillones de ultraderechistas saliendo del armario. Metiéndose en las instituciones. Ganando en sitios. Amenazando con cargarse sin miramientos cualquier cosa que huela a justicia social. Banderas en los balcones. Banderas en los retrovisores de los coches. Banderas en muñecas. Banderas en cinturones. Banderas con pollos. Autobuses llenos de mierda por dentro y por fuera paseándose por las calles de las ciudades. Mala gente culpando de todo a buena gente, y gente profundamente idiota creyéndoselo.

Vuelta al medievo. Los inmigrantes quitándonos el trabajo. Las feminazis oprimiendo al macho con denuncias falsas. Maricones amenazando el modelo de familia tradicional. Niñas calientapollas que se tiran a cinco chavales en un portal y que luego se arrepienten y denuncian violación.

Vergüenza. Asco. Tristeza. Involución.

Y ahí seguimos.

Sick wolf
Sick wolf is sick

#SaPeñitaWapah

Cuánta gente jodida a nuestro alrededor, ¿eh? He conseguido ayudar a algunas personas a salir de su mierda, y eso me llena muchísimo. Pero he fracasado estrepitosamente en algunos casos, y no veáis cómo jode. Esa gente con quien tanto has compartido en los últimos meses y que irá saliendo de los primeros puestos en la lista de chats para perderse en ese limbo de gente con la que ya apenas hablas. O no hablas en absoluto.

Me quedo con los buenos momentos y con los malos momentos que he conseguido evitar. Me quedo con lo mucho o poco que haya podido conseguir animar a estas personas y las muchas o pocas tonterías que haya conseguido sacarles de la cabeza. Y ojalá os vaya guay, que os lo merecéis.

Tired wolf
Tired wolf is tired

Me está quedando muy triste esto, ¿no?

¿Y lo bueno?

Conversaciones con un milenial

Estimado/a lector/a, milenial o no: gracias por llegar hasta aquí.

-Pero ¡si acabo de llegar!

Lo sé, pero solo el hecho de que hayas hecho click en un enlace de un twit que lleva a algo que no es un vídeo de Youtube, un hilo, un vídeo corto o a un GIF animado ya es algo que considero loable.

-A ver qué coño quieres ahora, pollavieja.

Contarte cosas es lo que quiero. Pensamientos, movidas, vainas mentales. ¿Debería interesarte? Sí y no. No obligatoriamente, claro, pero siempre podemos conversar y/o discutir sobre cualquier tema.

-Y el tema eeeeees…?

La desesperación y la pena que me produce el mundo en general hoy en día. Así, para empezar fuertecito. Y fíjate en el «en general». En general, nos estamos yendo al guano a pasos acelerados y parece que nos empeñamos en ello.

-Generalizar está mal y no deberías hacerlo porque es ofens…

Ya, pero obviamente, no voy a escribir sobre todos y cada uno de los 7’6 billones miles de millones (¡corregido, gracias @josepabenza!) de humanos que pueblan este planeta. Voy a hablar de lo que veo a diario. En algunas cosas estarás de acuerdo, otras cosas te ofenderán, y otras cosas te harán inventarte hashtags reivindicativos y cambiarte de color el avatar.

-Bueno, va, AL GRANO.

Al grano, venga. Si tuviera que sintetizar este sentimiento en una frase, sería «Estas gastando MAL tus energías».

-¿Ein?

No me interrumpas. Desde mi perspectiva (la de un tío rozando la cuarentena), veo que la humanidad se ha vuelto frágil, hipersensible, totalmente voluble y susceptible. Hay muchas luchas llevándose a cabo ahora mismo mientras lees, mientras respiras. Algunas podemos considerarlas lícitas y necesarias; otras, estúpidas. Pero detrás de cada lucha, hay gente («colectivos», gustan de llamarse, si son más de dos) que cree que su causa es correcta y necesaria. Y no siempre es así. Pocas veces son así, de hecho. La mayoría de las causas son estúpidas y eclipsan las que de verdad vale la pena pelear.

-¿Ahá? ¿Y quién eres tú para decir qué luchas están bien y qué luchas son estúpidas?

Yo tengo mi propio criterio e intento no dejarme llevar por las corrientes de moda. Es evidente que es necesario luchar por muchas cosas: por los derechos, por la equidad y la igualdad, por dejar de ser más o ser menos que otras personas o colectivos. Ya sabes, la lucha contra el racismo, contra el sexismo… todo eso está muy bien.

-Dime algo que no sepa, mira éste ahora descubriendo la penicilina…

Ya, relaja. A lo que voy, es que creo que (repito) en general, luchas fatal. Estás gastando tus energías en enfadarte, en odiar, en dividir y en pelearte. A lo mejor tus intenciones en el fondo son buenas, pero más que marcar una diferencia, te estás (¿están?) aborregando.

-Pero ¿¡cómo te atreves!?

Mira, por ejemplo: si tú, estimado/a milenial, (que yo diría que lo de ser milenial es más una actitud que haber nacido en cierto rango de años), estás condenado a ser odiado. Odiado por los que tú llamas «pollaviejas«. Odiado por los otros milenials que defienden otras causas que no son las tuyas. ¿Por qué? Porque eres frágil como un copito de nieve (recuerda que estamos bajo el temido «en general»). Porque te has empeñado en destruir todo lo que ha sido bueno y/o gracioso en nuestra niñez y nuestra juventud. Porque todo te ofende. Porque te empeñas en estar en contra de las cosas más estúpidas, de hacer de todo una causa contra la que hay que luchar porque… yo qué sé… Por ejemplo, cosas tan inocentes para nosotros como una sitcom de los 90 («Friends«), a ti te parecen homófobas, racistas, ofensivas, sangrantes. Una serie de risa, vamos, lo más rompedor y lo más hipster de aquella época, como dice mi amigo Fa.

-¿Te estás ofendiendo porque a alguien no le gusta «Friends«?

Mira, para ser honesto, sí. Un poco. Es más molestia que ofensa, pero solo es un ejemplo. Extrapola eso a otras tantas cosas con contenido de todo tipo que al milenial medio puede llegar a ofenderle. Es que ya, ni eso. Cualquier cosa. Cualquier twit, cualquier opinión, cualquier publicidad, cualquier comentario gracioso, cualquier monólogo… prácticamente todo acaba hoy en día con alguien herido pidiendo su retirada fulminante para que deje de sufrir su fragilísimo ego.

-Que sí, que sí, y lo de las energías esas, ¿qué?

Ah, cierto, que me voy del tema. Personalmente, opino que, si quieres marcar la diferencia, tienes que enfocar tus energías en ayudar a la gente más que a ofenderte. Un hilo tuyo en twitter (por ejemplo) comentando lo injustísimo que te parece ponerle un nombre heteronormativo a un ficus recién nacido, realmente no está ayudando al ficus. Es más, puede que incluso al ficus le guste su nombre heteronormativo en un momento dado, o que el ficus quiera liderar su propia lucha para cambiarse su nombre heteronormativo y que opine que quién coño te ha dao vela en ese entierro…

-¡Eso es que el ficus está alienado!

Puede, pero también puede que seas tú quien no está aceptando una opinión diferente a la tuya. ¿Quién demonios te ha nombrado adalid de los ficus? ¿Le has preguntado al ficus si te necesita en su lucha?

-No hace falta preguntar, yo sé lo que está bien y lo que está mal.

¿Basándote en qué? ¿En tu percepción de las cosas? ¿En los trending topics? ¿En la empatía? ¿En lo que dice hoy tu horóscopo en el 20 minutos? ¿En la última diarrea mental de Barbijaputa?

-Eeeeeeeeeeh… sí. Digoooooo no. O sea, vamos a ver, ALGUIEN TIENE QUE LUCHAR CONTRA LAS INJUSTICIAS DEL MUNDO.

Ya. Mira, lo que quiero decir es que toooooooodas esas energías gastadas en montar broncas en redes sociales que no sirven más que para dividir aún más a la peña, deberíamos (aquí sí incluyo a todo el mundo) enfocarlas más a ayudar realmente. A ser útiles. A unir más que a dividir. A educar, más que a obligar o a ridiculizar o a intentar que se prohíban cosas. Tanto odio está dividiendo a la humanidad. Incluso dentro de los colectivos oprimidos hay odio y opiniones furiosas encontradas, dividiéndolos en subcolectivos ofendiditos que se oprimen y se ofenden más entre ellos. Absurdo, ¿verdad?

-Pues considero que la lucha feminista está siendo muy útil. ¡ESTAMOS MATANDO MUJERES Y ESTO TIENE QUE PARAR!

Chst, compae… relaja. Primero: evidentemente, la lucha feminista es lícita y debe llevarse a cabo, pero:

a) Yo NO he matado mujeres (ya sabes, #NotAllMen). Puede que haya tenido algún comportamiento poco apropiado con ellas en algún momento de la vida y soy lo suficientemente inteligente para saber hoy en día qué puedo y qué no puedo hacer o decir delante de según qué mujer o mujeres. Y sé pedir perdón si tengo que hacerlo.

b) Considero (yo, personalmente, el menda) que es infinitamente más útil hablar sosegadamente del tema y hacer comprender las cosas a la peña, que llegar un día y soltar el consabido «sois todos unos putos violadores» en twitter. Porque con eso consigues lo contrario: que todo maromo que esté dispuesto a cambiar sus hábitos en pos de un comportamiento menos machista, se enfade y se radicalice contra el feminismo. Y no te digo nada con los maromos que no están dispuestos a cambiar una mierda.

Podemos llegar a entender que, hoy en día, un piropo a una desconocida pueda tomarse como un ataque. Y ojo, que hay mujeres a las que les gusta que lo hagan y tienen todo el derecho del mundo. He hablado del tema con gente una generación o dos mayor que yo, y les parece una barbaridad lo de «no poder echar piropos por la calle». Pero simplemente les dices eso, que los tiempos han cambiado, que hay cosas que no se deben hacer y que puedes echarle piropos a la gente que conozcas, con la que tengas un mínimo de confianza y sepan que no vas a malas. No coges, los arrinconas y les pegas de puñetazos mientras lo grabas para tus Instagram Stories. No, hombre (o mujer). Eso está feo.

¡Ah, y el lenguaje inclusivo forzado es una estupidez! De ahí sí que no me bajo. Cosas mías.

-Pues es un@ form@ más de violenci@ machist@.

No, es una gilipollez, y como ya he comentado alguna vez, por intentar favorecer a un colectivo, estáis jodiendo a otro: el de los ciegos que usan el texto a voz para poder leer las paridas que escribimos. Además, por ir de guay, te pueden pasar cosas ridículas como decir «portavoces y portavozas» o cagadas como esta:

 

-¡Pero si tú eres un puto hater, que está todo el día de mala leche en twitter y deseando la muerte a mucha gente!

¡Pero soy un hater de palo! Y mucha parte es humor o sarcasmo. Mírate mi Disclaimer de la Vida. No vivo amargado por TODO lo que me rodea (actualmente solo me amarga el curro) y en el fondo soy más tierno que un batido de mimosines. Me encanta hacer cosas por la gente, ayudar siempre que puedo y hablar con respeto cuando quiero discutir o dialogar con alguien (siempre, claro está, que no me hayan llamado previamente «puto violador de mierda» por el simple hecho de tener rabo o cosas parecidas). Todos tenemos nuestro corazoncito y no nos gusta que nos toquen los cojones. Y pido perdón cuando la cago, que es una práctica muy edificante que tú no practicas en absoluto, jodío/a.

-O sea, que todo tu timeline es postureo.

Casi todos los timelines del mundo son postureo, venga ya. En mayor o menor medida, todos queremos ser un personajillo con más o menos carisma en internet, ahí detrás de un nick y un avatar que creemos que nos representa de alguna manera. Es a lo que voy, poca o ninguna importancia puede tener lo que digas en internet (¡hola, internet!). Incluso este tocho que estás leyendo en este momento no significa nada. Solo es un gran «¡bof!» extendido en un intento de explicación de por qué me siento así, y de por qué CREO (yo, insisto) que deberíamos cambiar un poco el chip.

-Vale, LISTO. ¿Qué has hecho tú por la gente?

¿Yo? Está muy feo que yo hable de esto. Sin ir a nada concreto, creo que avanzaríamos mucho si tratáramos a al gente como individuos en vez de como a colectivos. Porque en definitiva, queremos igualdad para todo el mundo ¿no? ¿Qué más me da que alguien sea mujer, hombre, negro, gay, alto, acondroplásico, tetrapléjico o pelirrojo? Son personas, y cada persona puede ser y sentirse lo que le salga de sus santísimas gónadas. Cada uno tenemos nuestra identidad, y deberíamos huir de los cánones establecidos de lo que se debe ser para ser aceptado en la sociedad. Y cada persona vale por lo que hace, por lo que piensa y por lo que aporta, no por cuánto se quejan de tonterías ni de cuántos neologismos se han inventado para dar visibilidad al grupo oprimido de moda.

-Pero yo aporto MAZO denunciando en twitter las injust

Que te calles. Que soltar tu opinión de mierda en twitter sobre lo que te ofende o crees injusto no arregla nada. Que lo único que haces es dividir a la gente, crear más odio y más tristeza. Que soltar mierda en twitter lo sabemos hacer todos. Que no eres especial. ¡Que no vale para nada! Cambiarse el avatar, ponerte la banderita del país del último atentado terrorista, REZAR POR LAS VÍCTIMAS. No sirve. Energía gastada para nada.

-JODER, VALE, QUE SÍ, ¿QUÉ HACES TÚ EN CONCRETO PARA SER ÚTIL?

No me grites. Ya que me preguntas, si quieres poner en práctica el buenrollismo en vez de seguir siendo un copito de nieve (hace poco me dijeron que no podía usar esto del «copito de nieve» porque es muy alt-right, pero me da un poco igual), puedes empezar, por ejemplo, por cambiar el tono de ese comentario que ibas a hacerle a ese youtuber por algo más constructivo.

-¿Cómo sabes que iba a hacer un comentario en Youtube?

Te conozco como si te hubiera parío.

-¿¡Y qué le digo, si su vídeo me ha parecido una mierda!?

Ponte en lugar del youtuber. Una persona ha dedicado horas de trabajo a grabar, editar y subir un vídeo para que la gente lo vea gratis. El youtuber en cuestión cobrará (o no) por ello, pero no es el punto. Lo que te decía, imagina que tú eres el youtuber y te has tirado varias horas en el proceso. Ahora te llega un comentario:

«Vaya puta mierda de vídeo. No haces gracia. Deberías suicidarte.»

-Es justo el comentario que iba a poner.

Pues muy mal, amigo/a ofendidito/a. Sigues sin ponerte en lugar del youtuber en cuestión. ¿Cómo te sentaría a ti recibir ese comentario después de horas de trabajo casi altruista?

-Hombre, a veeeeer… si me pongo en su lugar, pues me jodería bastante.

Bien, vamos avanzando. Ahora, imagínate que en vez de ese comentario en concreto, te llega algo como:

«He visto el vídeo entero y a lo mejor deberías currarte un poco más la iluminación y el sonido para que te quede más pro. El guión ha estado regularcillo, pero estaré al loro del próximo, que seguro que será mejor. ¡Un saludo!»

-Creo que ya pillo lo que quieres decir. Mucho mejor así.

¡Claaaaaro! Y ese comentario no es solo un comentario. Es un flechazo directo a la autoestima del youtuber. De ti depende que la flecha vaya envenenada o que solo sea un pinchacito para que mejore su trabajo.

-Ya, bueno, pero prf… ¡youtubers!

¿Qué? Solo era un ejemplo. Hay youtubers cretinos a rabiar, claro, pero también hay youtubers puros y bellos, que no recurren al clickbait ni a los dramas para ganar audiencia. Y todo es extrapolable a cualquier creador de contenidos en internet (¡o fuera de internet, si es que eso existe!). Un dibujante, un fotógrafo, un escritor, un animador, un programador, un podcastero… gente que está poniendo a tu disposición su trabajo totalmente gratis en la mayoría de las ocasiones. ¿No merece eso un mínimo de empatía y respeto?

-Pero es que si me cago en su vida tengo más retuíts.

¿Y? ¿Te dan de comer los retuíts? Te va a ser muy difícil vivir de la famita en las redes sociales, y más si vas siempre en contra de todo por sistema. En el caso de que algún día fueras influencer y buscaras representar (y cobrar) de alguna marca, yo diría que las marcas y las agencias huyen de ese tipo de perfiles. Piénsalo. Porque leerte en general es asqueroso y descorazonador.

-Entonces, ¿me estás diciendo que tu mayor logro en la vida ha sido ponerle comentarios positivos a los creadores de contenido?

No, te estaba poniendo un ejemplo un poco tonto para que entendieras mi punto. Mi mayor logro en la vida es estar a gusto conmigo mismo y ser coherente con lo que pienso y hago. Tienes que ver la big picture y aplicar toda esa energía gastada en estar todo el día a la gresca en ser más positivo/a en general.

-El buenrollismo gratuito es una mierda. Puto Mr. Wonderful.

Estoy de acuerdo, pero no pasemos de un extremo al otro, ¿vale? Vamos a buscar un término medio, que siempre está bien.

-Bueno, deja de evitar el tema, ¿cómo has ayudado tú REALMENTE a alguien?

De verdad que me da mucho palo hablar de esto, pero vamos del ejemplo más tonto (el del youtuber) al más extremo: salvar una vida. Tú, estimado/a milenial, podrías salvar vidas. Además, como te gusta: por internet y sin moverte de la casa de tus padres tu casa.

-Sí, claro, y voy yo y me lo creo.

No hace falta que te lo creas. Con que lo imagines es suficiente. A ver qué sensaciones te transmite el relato.

-Va, venga, cuéntame.

Verás, para llegar a un caso así, tienes que estar predispuesto a ayudar a una persona. A invertir tiempo, moral y esfuerzo en alguien. Puede ser cercano o puede ser un completo desconocido, como en el caso que te voy a contar. Con muy poquito esfuerzo, puedes ver comportamientos en internet de gente que está desesperada porque alguien les escuche y les eche una mano.

-Ya, gente buscando casito.

¡Ahí le has dao! Igual requiere un poco de habilidad el poder diferenciarlos, pero a mí, al menos, me vale la pena. Pero vamos, que… ¿quién hay que busque más casito que un milenial enfadadísimo por todo en busca de followers y retuíts?

-Que sí, que venga… ¿qué más?

Bien, pongamos que ves «por ahí» (por estas redes de diox) a alguien del otro lado del mundo que, por algún motivo, parece desesperado. Obviamente, de un twit no vas a extraer toda su historia personal, pero ¿qué te impide mandar un mensajín y decirle «oye, ¿estás bien? ¿Puedo ayudarte en algo?», por ejemplo?

-Sí, claro, para que luego me diga que lo que necesita es dinero.

Lo que te decía, tienes que tener la habilidad de detectar a quien realmente necesita ayuda, no al que va buscando aprovecharse de los demás. Que los hay, Y MUCHOS. Es más, te diría que los que más casito buscan, menos lo merecen.

-No tengo tiempo para est…

Si tienes tiempo para andar metiéndote en fregaos por gilipolleces, créeme: tienes tiempo para esto. Y es mucho más gratificante.

-Pfffffffffffya veremos.

Bueno, yo sigo con mi historia. Tú haz lo que quieras. Esta persona que parecía desesperada, al principio se mostró reticente a contarle su vida a un desconocido. Normal, pero buena señal. Actuó como un ser humano normal, no como alguien buscando atención. Pero con un poco de charla vacía, encontrando algo en común, la gente acaba abriéndose. Pongamos que nuestro punto en común era que a los dos nos gustan las hamburguesas poco hechas. Por ejemplo.

Después de algo de charla ligera, llegamos al meollo de la cuestión y me contó que lo había perdido todo. Que la vida le había llevado a un divorcio muy traumático, parte por su culpa y parte no, y que había acabado con sus huesos en la puta calle, prácticamente sin amistades a las que acudir, sin pasta, sin pertenencias y con una situación familiar muy, muy complicada.

-Y ¿por qué querría yo meterme en ese fregao?

Es una buena pregunta. Algunos pensarían que soy un cotilla, que me meto donde no me llaman, pero yo vi una especie de llamada de socorro y simplemente… respondí.

-Va, sigue.

Sigo. Se trata de intentar que alguien en esa situación no haga una locura. De sacarle de su «dark place» poco a poco. No de sentir lástima ni de decirle continuamente «todo saldrá bien», porque eso no significa nada para alguien que está en la más absoluta de las mierdas. Charlas de cosas triviales, encuentras puntos positivos en cosas que hizo o hace, y le haces saber que es buena gente, que merece una segunda oportunidad y que encuentras admirable que siga adelante. Es muy difícil explicar esto porque han sido muchísimas horas de conversaciones, momentos de risas, momentos tristes (¡y momentos muy duros!)… pero créeme que valió la pena.

-¿Y qué ha sido de él/ella?

Actualmente se encuentra feliz de vivir, ha conseguido superar su miedo al rechazo para encontrar trabajo y me agradece prácticamente a diario haber estado «ahí» y haberle salvado la vida, y está trabajando duro para volver a empezar y -por qué no- alcanzar sus sueños. Pongamos que su sueño es montar un criadero de ostras de ojos azules (si las ostras tienen ojos, que no lo sé) en el desierto de Nevada. A muchos les parecerá una gilipollez, pero si es remotamente posible, ¿por qué no intentarlo? Ha resultado ser una gran persona, con vocación por ayudar a todo el que lo necesita también, y creo que el mundo es un lugar mejor con gente así en él. Y puede que algún día nos encontremos en persona y nos tomemos unas cervezacas, porque gracias a tanta charla, somos colegas a muerte. Y me alegra tantísimo que haya superado aquella situación…

-Sigo sin terminar de ver qué consigues con todo esto. ¿Un amigo más?

No te quedes con el ejemplo concreto. Lo que consigo es sentirme bien conmigo mismo. Ayudar a la gente me hace sentir bien. A veces lo consigo, a veces no. A veces la gente está tan a gusto en su pozo de mierda que no quiere que nadie le tire una cuerda para salir, qué le vamos a hacer. Pero cuando consigues que alguien salga, es una satisfacción personal muy grande para mí. Hay y habrá gente que no lo entienda, que piense que tengo segundas intenciones o la necesidad de cubrir algún vacío en mi vida. Me da igual, no es así. Es satisfacción personal y me gusta la gente que se supera.

-¿No estarás tratando de compensar algo malo que hayas hecho en el pasado?

No, al menos que yo sepa o de lo que sea consciente. Tampoco soy un santo, tú sabeh…

-Dicen las malas lenguas que tienes un imán para los colgaos. ¿No será que los vas buscando?

Es cierto que tengo un imán para los colgaos y es probable que algo en mi actitud les atraiga, pero… supongo que al final, de alguna manera, compensa. Debe ser que aún no tengo afinado del todo el sentido arácnido. Sobre todo para los que se me acercan en el metro, que dan para libro ya.

-Entonces, ¿qué quieres decir en general? ¿Cuál es el punto de todo esto?

El punto de todo esto es que a todos nos iría mejor si enfocáramos nuestras energías en ser constructivos y ayudar a quien nos necesita en vez de estar todo el día llorando y cabreándonos por las redes sociales y en el mundo real, representando a colectivos que la mayoría de las veces ni siquiera han pedido nuestra opinión. Odiar es bonito, pero es más bonito odiar con criterio, no a lo loco. Odiando a lo loco no eres más que otro gilipollas que se ofende por cualquier cosa y quiere dejar una huella efímera en algún hilo de twitter del que nadie se acordará mañana.

-Ya, Ghandi. ¿Y qué más has hecho por la gente?

Sé que parecen gilipolleces, y quizá ese sea el problema: que parecen gilipolleces. Fíjate qué tips más tontos para ser (y sentirte) mejor persona. A mí me funcionan:

  • Ayuda a los abueletes con las bolsas de la compra por la calle.
  • Anima a ese amigo que está depre. Lo necesita. Estrechará vuestros lazos.
  • Sé buena gente a la hora de debatir y discutir. Aprende lo que puedas. Enseña lo que tengas.
  • Sé buen compañero/a de estudios y de trabajo.
  • Invítate a unas cañas de vez en cuando.
  • Dile a ese amigo gay que no ha salido del armario (porque está acojonado por tu posible reacción) que sabes que es gay, que «love is love» y que no le vas a querer menos ni a dar de lado por querer a quien quiera o por meter a quien quiera en su cama.
  • Visita a tus abuelos más a menudo, si tienes la suerte de conservarlos. Dales cariño, que se lo merecen.
  • Explícales a tus mayores por qué es un error votar a los mismos partidos políticos de siempre.
  • Recicla.
  • No regatees en Wallapop, RATA.
  • Dile al jefe que no sea un baboso con las compañeras y pregúntale por qué cobran menos que los tíos, a ver por dónde sale.
  • Nunca subestimes el poder de un abrazo a tiempo.
  • Interésate por el estado mental de tus amigos y familiares, te sorprenderá la cantidad de gente que va muerta de pena detrás de esa sonrisa que pone al verte.
  • Sal en defensa de quien veas que está siendo agredido verbal o físicamente, conocido o no.
  • Ayuda a tus colegas con la mudanza.
  • Cuando veas algo que te mole en twitter, busca la fuente original y dale crédito. No retwitees a las cuentas plagiers.
  • Llama a la policía cuando veas a un niño perdido o a una mujer maltratada por la calle y quédate con ellos hasta que lleguen.
  • Asiste en lo que puedas si te encuentras un accidente. Sobre todo si eres el primero en llegar.
  • Dile a tu madre que tenía razón en todo, siempre. Y agradécele lo que eres y las comodidades de las que disfrutas. E intenta ser mejor por ella.
  • Adopta una mascota y date cuenta que un solo momento con tu bichejo vale más que toda esa mierda de la fama en twitter.
  • Hazle saber a la gente por qué les admiras.
  • Acompaña a las amigas que tengan miedo de volver solas a casa.
  • Dialoga siempre, con calma y con interés de aprender cosas nuevas y dispuesto/a a cambiar de opinión cuando te des cuenta de que a lo mejor no tenías tanta razón como creías.
  • En definitiva… sé buena gente. No seas capullo/a.

-Vamos, en definitiva quieres que seamos unos pagafantas.

De nuevo, el término medio es la clave. Es importante que tengáis autoestima y sintáis que sois importantes. ¿Sabes eso que dicen de que nadie te querrá si no te quieres tú primero? Pues por ahí va la cosa. Probablemente los profesionales dirán que tanto odio por las redes sociales no es más que una proyección de tus propias frustraciones (o no, no lo sé, no soy un profesional de esos), pero estando a gusto con uno mismo, se puede ser mejor persona. Y yo creo que no lo vas a conseguir siendo un mierdas.

-Eso es ofensivo. ¡Retíralo!

La vida es ofensiva. La vida es dura, y a lo mejor, milenial que me lees, no has llegado aún a la fase donde los problemas se vuelven REALES. Llevarlo jodido para el examen de mates no es el fin del mundo. Que alguien de tu clase se meta contigo es una mierda, pero no es el fin del mundo. Que el chati o la chati que te mola no te quiera, no es el fin del mundo. Algún día saldrás ahí fuera y tendrás que lidiar con mucha gente enfadada DE VERDAD que hará tu vida muy difícil, y no sabrás cómo tratar con esa gente porque tú también has vivido enfadado siempre y no tienes ni puta idea de dialogar. Tendrás que currar duro para poder vivir con un mínimo de dignidad, y te darás cuenta de que has malgastado tus mejores años haciendo el imbécil en internet. ¿Y qué habrá quedado de aquello? Nada. Nadie se acordará del copito de nieve que se enfadó tanto y escribió un hilo en twitter por aquél ficus oprimido por su nombre heteronormativo. Los ficus no serán más libres por tu hilo. Si acaso fueran más libres, será porque alguien hizo algo de verdad por ellos y marcó la diferencia. La Rosa Parks de los ficus, ya sabes.

-Bueno, pollavieja. Me lo pensaré.

Mira, con que te lo pienses, ya lo considero un triunfo.

-Necesito ayuda, ¿me das dinero?

No. Ponte a currar. Y déjate de mierdas. Has elegido ser falsa víctima cuando podrías estar siendo un apoyo y una ayuda para las víctimas de verdad. Jódete y mueve el culo, haz algo útil.

 

 

 


Ilustraciones por @mlopcadraws (muy antiguas, id a ver su trabajo y veréis qué pedazo de evolución).